A pesar de que la tarea de decorar la oficina propia es de las que se puede alargar en el tiempo de manera indefinida (forever), poco a poco creemos que lo estamos consiguiendo.
Aquí algunas ideas que tenemos para la entrada:
El rincón del esparcimiento ya lo tenemos completo con sofá, Wii, TV y mueble bar.
Llevábamos algún tiempo dándole vueltas al tema del corpóreo. Aproximadamente dos años (unidad de medida estándar para los temas internos). Para la idea incial hicimos una simulación por ordenador. Hela aquí:
Esto en photoshop se hace en un periquete. Pero ay de aquél que intente convertirlo en una realidad tangible. El proceso simple es levantar el teléfono y decirle a alguien que te lo haga y venga a instalarlo. El proceso complicado (el nuestro) es fabricarlo nosotros mismos. Así que pasamos de las primeras propuestas, que eran metacrilato, polyvinilo, madera, vidrio, bizcocho, etc.
Al final elegimos el material de la tierra, el que nos da de comer y que tanto amamos: el porcelánico. Para ello contábamos con la inestimable ayuda de Salva, el Pablo Picasso del mundo de la cerámica. Fue él quien decidió el material, la temperatura del horno, el esmalte y el acabado final.
Por aquello de que el hombre lleva cociendo barro desde la edad de piedra puede parecer que es una tarea sencilla fabricar unas letras de cerámica. Al contrario, se necesita mano de obra cualificada, material de primera calidad y unas instalaciones gigantescas. Es lo que se llama revolución industrial, que consiste en hacer lo mismo pero utilizando el triple de recursos. En cualquier caso el resultado fue óptimo:
Lo cierto es que una vez fabricado el porcelánico es de los materiales más resistentes y duraderos que se conocen. Este corpóreo nos sobrevivirá a todos.
Para colocarlo en su sitio sólo necesitas un taladro, un juego de brocas para hormigón y dos tíos fuertotes:
Retiro lo de fuertotes.
Una vez se deja reposar la masa el resultado es espectacular:
Como decía antes, puedes levantar el teléfono y decir que te lo hagan. O puedes fabricarlo con tus propias manos y disfrutarlo cada vez que lo miras.